¿Te has preguntado alguna vez cómo funcionan los productos de limpieza que usas a diario para desinfectar la grasa en la cocina o para quitar todo tipo de suciedad en paredes y azulejos? Los tensioactivos son ingredientes clave en muchos de estos productos, pero no todos son iguales. Existen principalmente dos tipos: los tensioactivos aniónicos y los no iónicos.

Cada uno tiene características y usos específicos que pueden hacer una gran diferencia en tu rutina de limpieza. ¿Quieres saber cómo puedes sacar el máximo provecho de ellos y al mismo tiempo ahorrar tiempo y dinero? Sigue leyendo y descubre cómo puedes sacarle partido a estos productos.

Tensioactivos aniónicos y no inónicos: ¿Qué son y cómo funcionan?

En el mundo de la limpieza y el mantenimiento del hogar, cada detalle cuenta para hacer nuestras tareas más eficientes y efectivas. En especial, a la hora de usar productos que faciliten la tarea y nos permitan ahorrar tiempo y dinero. Para ello, os vamos a hablar de los tensioactivos, un tipo de sustancia o componente no muy conocido, pero que dependiendo de su tipo, pueden cambiar drásticamente la manera en que limpiamos nuestras casas.

Antes de explicar las diferentes clases que hay vamos a definir en qué consisten los tensioactivos.

También conocidos como surfactantes, son compuestos que reducen la tensión superficial entre dos líquidos o entre un líquido y un sólido, por lo que, facilitan la limpieza.

Y es que la reducción de esta tensión permite que el agua se mezcle con aceites y otras sustancias no solubles, haciendo posible que puedas eliminar la suciedad que se encuentra presente en diversas superficies de manera más efectiva.

Una vez sabemos qué son los surfactantes o tensioactivos toca hablar de los tipos que existen. Hay dos clases: los los tensioactivos aniónicos y los no iónicos.

Tensioactivos aniónicos: ¿Para qué sirven?

Los aniónicos son conocidos por su habilidad para generar espuma y su potencia de limpieza. Estos agentes son cargados negativamente y trabajan excepcionalmente bien en la eliminación de suciedades y grasas.

Encontrarás tensioactivos aniónicos en productos como detergentes para la ropa, limpiadores de pisos, champús y otros limpiadores que requieren una acción profunda.

Los ejemplos más típicos de esta clase de tensioactivos son los siguientes:

  • Dodecilbenceno sulfonato de sodio: es muy usado como detergentes para platos y el sector HORECA debido a su efectividad a la hora de aplicar aguas duras. Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que su uso sea común en zonas del Mediterráneo omo Castellón, Valencia, algunos lugares de Cataluña y Andalucía, entre otros.
  • Lauril sulfato de sodio: es ideal para productos que requieren mucha espuma.
  • Lauril éter sulfato de sodio: similar al sulfato de sodio o SLS, pero más suave y menos irritante.

Tensioactivos no Iónicos: ¿Cómo funcionan?

A diferencia de los aniónicos, los tensioactivos no iónicos no llevan carga eléctrica. Esto los hace más suaves, menos irritantes y adecuados para aplicaciones en superficies que no toleran bien los químicos fuertes como mármoles y zonas porosas.

Además, debido a su versatilidad y más suavidad es ideal para aquellos usuarios que tienen problemas de pieles sensibles y no desean usar guantes.

Su habilidad para trabajar sin formar mucha espuma los hace ideales para aplicaciones que requieren una limpieza suave pero efectiva.

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Algunos ejemplos notables de tensioactivos no iónicos son:

  • Alcoholes grasos etoxilados: Usados en limpiadores de vidrios y superficies, así como en algunos limpiadores delicados para tejidos.
  • Polisorbato: Frecuentemente usado en cosméticos y productos de cuidado personal por su suavidad.
  • Nonylphenol etoxilado: Aunque es eficaz, está siendo reemplazado en muchos productos debido a que existen preocupaciones ambientales sobre su uso y composición.

A continuación, os contamos en qué se diferencian cada uno de ellos.

Diferencias existentes entre tensioactivos aniónicos y no inónicos

Las principales desemejanzas entre ambas clases de tensioactivos radican en su estructura química y cómo están formados. Esta composión afecta su efectividad en la limpieza del hogar. De esta forma, tenemos las siguientes características.

  • Tensioactivos aniónicos:

Esta clase de compuestos poseen una carga negativa en su molécula y son solubles en agua. Por este motivo, son bastante efectivos a la hora de erradicar suciedad extrema como grasa incrustada.

Otra característica es que permiten una limpieza profunda y eficaz. Entre estos tensiactivos tenemos los sulfonatos, sulfatos y carboxilatos, entre otros.

  • Tensioactivos no iónicos:

Algunos ejemplos son los alcoholes grasos etoxilados y los alquilfenoles etoxilados. A diferencia de los aniónicos no tienen carga eléctrica, por lo que son un poco más suaves con las superficies y la piel, en general. Este aspecto los hace indicados para realizar limpiezas delicadas en textiles o para personas que tienen problemas en la piel.

cómo quitar la grasa de la cocina

A modo resumen, los aniónicos, al ser solubles en agua, son efectivos para eliminar la suciedad y la grasa, ofreciendo una limpieza profunda y eficaz. Por otro lado, los no iónicos son suaves con las superficies y la piel y están indicados para operaciones más delicadas.

Al combinar ambos tipos de tensioactivos, se logra una limpieza completa y equilibrada:

  • Los aniónicos atacan la suciedad y grasa de manera efectiva
  • Los no iónicos complementan la acción limpiadora siendo más suaves
  • Juntos abordan diferentes tipos de suciedad y superficies.

Como habéis podido comprobar las diferencias entre tensioactivos aniónicos y no inónicos no es tan grande y su combinación ofrece muchas ventajas que los convierten en una solución cotidiana muy interesante como productos limpiadores.

Y es que además de ser un grupo de agentes limpiadores, muy baratos y eficaces y tienen muchos usos y aplicaciones tal y como os hemos contado. ¡Esperamos que este artículo os haya gustado y os animéis a usar estos productos en la limpieza de vuestro hogar

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